Este “síntoma” se presenta muy comúnmente en perras castradas. Se cree que es una técnica quirúrgica inadecuada con resección incompleta de uno o ambos ovarios. Otra posible causa es el descenso de una porción de tejido ovárico hacia la cavidad peritoneal después de la exéresis adecuada de todo el tejido ovárico y la tercera sería la existencia de un tejido “residual” ovárico en una localización diferente a la región ovárica.

Las perras que han sido castradas atraen a los machos por su olor y normalmente suelen tener crecimiento ovular. Presentan un frotis vaginal por la presencia de estrógenos, que sería idéntica a la de una perra no castrada en proestro o en estro. Suelen no tener secreción y si la tienen es mínima y es posible que se presente sangrado en aquellas que existe un resto uterino o si en la cirugía se extirparon los ovarios, pero no la matriz.

Esto se puede diagnosticar por medio de citología, aunque se puede complementar con determinación de estrógenos en sangre (estarán altos) y de progesterona (incremento leve).

El tratamiento que se debe llevar a cabo es cirugía, sobre todo cuando la perra está en proestro o en estro, también se puede llevar un tratamiento médico a base de progesterona.

Debes poner atención a tu mascota, si crees o tienes sospecha de que está pasando por un embarazo psicológico, no dudes en acudir a una cita para que se le realice una revisión y se le dé el tratamiento correspondiente.